Difíciles ganancias de libertad a la sombra de la madre

El ensayo, que continua el análisis desarrollado por Diótima en el libro L’ombra della madre (La sombra de la madre), toma en consideración la obra de dos escritoras que dieron cuenta de una relación conflictiva con su madre: Irène Némirovsky y Marie Cardinal. La primera, en su obra narrativa, describe una madre mala, egoísta, “monstruosa”, incapaz de afecto verdadero por la hija. Sin embargo, la nieta, la hija menor de Irène, Élisabeth Gille, realiza en la novela Mirador una reparación de las heridas dolorosas de las dos generaciones de madres que la han precedido. Marie Cardinal, en la novela autobiográfica Las palabras para decirlo, denuncia la “cochinada de su madre”, esto es, el intento de aborto de Marie misma, y el adiestramiento patriarcal que la madre le impartió. A pesar del terrible conflicto con su madre, que empujó a Marie hacia la locura, la autora finalmente consigue perdonar a la madre sus culpas y a reconciliarse con ella, reconociéndola víctima del patriarcado. Ambos dramas de la relación madre-hija, sea el de Némirovsky, sea el de Cardinal, pertenecen al horizonte patriarcal, que ya está de capa caída. Por último, las últimas consideraciones se refieren a las madres actuales, que son mujeres postpatriarcales, capaces de libertad personal, de relaciones significativas con otras mujeres y que conceden mucha libertad a las hijas, dejándolas hacer su camino. Como ejemplo de una madre postpatriarcal se trae el de Isabel Allende, que, en la novela Paula, dedicado a su hija, no solo deja que vaya por camino, sin imponer su mismo modelo, sino que también la deja morir cuando entiende que para Paula es insostenible continuar viviendo. La idea es que la contratación entre madre e hija pueda continuar dentro de sí después de la muerte de una de las dos.