LA A`PORTACIÓN DE EMIL JACQUES-DALCROZE A LAS ACTIVIDADES CON SOPORTE MUSICAL Educación del sentido del ritmo musical a través del movimento corporal, con la finalidad de conjuntar les facultades personales de audición, imaginación y ritmo para la experiencia del cuerpo en movimento.
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Es interesante observar la gran importancia que hoy se da a la educación del propio cuerpo. Por tanto, no es de extrañar la inmensa gama de posibilidades que el ámbito nos ofrece, tanto en el mundo de la danza como en el de la gimnasia o en el de la expresión corporal, y tanto de cara a una formación profesional, como para satisfacer un placer personal e, incluso, seguir una indicación médica. Todo este énfasis en el desarrollo corporal nos hace remontar hasta cien años atrás, o sea, al siglo XIX, ya que fue entonces cuando nació un movimiento de renovación: desde diferentes ángulos se empezó a imprimir al movimiento físico una orientación diferente de la que se daba y practicaba hasta aquel momento. Las personas que más influyeron en este aspecto renovador fueron, como pionero, Francois Delsarte (1811-1871), seguidamente Emil Jacques-Dalcroze (1865-1950), Isadora Duncan (1878-1927), Rudolf Laban (1879-1958), Mary Wigman (discipula de Dalcroze), Marta Graham (n. 1894) y muchos artistas conocidos en todos los paises del mundo
como inquietos pioneros del progreso en el campo del movimiento corporal. No hay duda de que la música desempeña un papel muy importante en estas actividades y no me refiero a su función como soporte de la danza, sino a su función pedagógica como medio indispensable para una buena educación de nuestro sentido rítmico. Debemos reconocer que en la música es precisamente donde halla el ritmo su definición más clara. Si tenemos en cuenta lo que se acaba de decir, debería ser lógico que todos los que practican el movimiento corporal (bailarines, gimnastas, actores ... ) tuviesen un mínimo de conocimientos musicales y precisamente en este ámbito es donde hay más analfabetos, musicalmente hablando. El gimnasta, por ejemplo (y lo digo por própia experiencia), ve la música de una manera completamente desligada de la persona, o sea, como una materia complementaria que hay que estudiar
para llegar a conocerla, igual que la geografía y la historia, por ejemplo, sin reparar que tanto el sentido rítmico como el sentido melódico son dos aspectos que se convierten en parte inherente de la persona y que lo que hay que hacer es desarrollarlo, podríamos decir, como el movimiento corporal. Todos tenemos la posibilidad de movernos, pero si no seguimos una disciplina de trabajo adecuada para su desarrollo, nuestro cuerpo se hará pesado o falto de agilidad y no podrá moverse con la gracia que le es propia, sobre todo si ha de seguir el ritmo de la música. Pues bien, Emil Jacques-Dalcroze fue quien aportó al mundo del movimiento corporal esta nueva pedagogía de la educación para el ritmo musical mediante su método de la rítmica, que en su momento se consideró una de las últimas conquistas educativas de máxima eficacia.
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