La ayuda cuáquera británica a los exiliados republicanos españoles en los campos de concentración del sur de Francia (1939-1940)
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Cuando, en enero de 1939, el fin de la República se volvió trágicamente inevitable, miles de personas tanto civiles como militares, huyeron al norte, a Francia, en lo que se conocería como la «Retirada». Fueron acompañadas por voluntarios de varias agencias humanitarias, entre las cuales destacaron los cuáqueros británicos. Éstos distribuyeron alimentos y ropa, y proporcionaron ayuda médica a las muchedumbres de refugiados a lo largo del camino hacia la frontera. Los cuáqueros atendieron, por un lado, a las mujeres y los niños que fueron diseminados por la amplia geografía francesa y, por otro, prestaron ayuda a los centenares de miles de refugiados que fueron conducidos a las playas y cercados por alambradas de espino, sin cobijo, ni comida, ni letrinas. Los cuáqueros fueron los primeros en conseguir los permisos necesarios para acceder a los campos de internamiento a fin de paliar, en la medida de lo posible, la magnitud de la tragedia, aportando no solamente los elementos más básicos, como alimentos y ropa, sino también lápices y cuadernos para escribir, así como herramientas y materiales de todo tipo para trabajar. Además, la intervención de los cuáqueros fue decisiva, en muchos casos, para librar de la pesadilla de los campos a numerosos refugiados.