ACTIVIDADES ACUÁTICAS PARA GRUPOS ESPECÍFICOS M. Caragol (introducción)

Ante todo habría que definir el concepto "poblaciones específicas" o "especiales" para a continuación justificar la bonanza o no del desarrollo de programas acuáticos específicamente diseñados para estos grupos de población. "Población específica o especial" es cualquier grupo de población que requiera o precise unas necesidades superiores y atenciones especiales frente al resto de población. Puede que ésta sea una definición poco exhaustiva del término pero, en cualquier caso (X2) nos sitúa en la tónica del programa que habrá que diseñar para ellos. Otras definiciones pueden tratar a estas personas de una manera más excluyente o excesivamente burocratizada. Por ejemplo: "Ley de Integración del minusválido" (año 1982): " ... Se entenderá por minusválido toda persona cuyas posibilidades de integración educativa, laboral o social se hallen disminuidas como consecuencia de una deficiencia, previsiblemente permanente, de caracter congénito o no en sus capacidades físicas, psíquicas o sensoriales". Sin querer entrar en una discusión árida, se puede afirmar que no responde a la necesidad de situar a las poblaciones especiales frente a unos programas acuáticos. Obviamente nuestros programas irán dirigidos no sólo a personas con limitaciones como las descritas en la Ley referida, sino también a otras poblaciones que sujetas a condicionamientos de otro tipo, como la edad, la maduración, etc. merecen un tratamiento específico desde el diseño del programa y contenidos hasta la concepción de las instalaciones o equipamientos. No podemos presuponer que todas las personas de iguales condiciones tienen las mismas necesidades, intereses y habilidades. No sólo deberemos atender a las características generales de cada grupo, sino también prever las circunstancias individuales de cada sujeto dentro de ese mismo grupo. Esta individualización del proceso educativo ya preconizada en la educación general es mucho más trascendental en estas poblaciones (Jhoper 42, 1971). Hasta hace muy poco estos grupos de población se han encontrado segregados en sus propios programas sin integrarlos al resto de posibilidades formativas o educativas. La Tercera Edad accede cada vez más a actividades y programas de actuación que les devuelve a la sociedad evitando la marginación en centros de mero mantenimiento vital. El conocimiento del desarrollo evolutivo de la persona ha mejorado la adecuación y el tratamiento dado a los recién nacidos, comprendiendo sus necesidades y posibilitando una estimulación mucho más ajustada.