Competencia estratégica EEUU-China: del comercio a la tecnología
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A finales de 2017, la relación EEUU-China experimentó un cambio espectacular cuando la administración Trump calificó oficialmente a China de competidor estratégico. Años después, y con la llegada de la administración Biden a la Casa Blanca, la retórica respecto a China no parece haber cambiado, si bien existen matices significativos en el enfoque de la relación. En materia de política exterior, y como contraste con el aislacionismo de Trump, el presidente Biden ha optado por revigorizar las viejas alianzas, especialmente con Europa y Japón, con vistas a crear un “frente unido” para contrarrestar el ascenso de China. Sin embargo, tanto la UE como Japón se esfuerzan por mantener su margen de autonomía; con vistas a ello, Bruselas promueve el concepto de autonomía estratégica como motor de su acción exterior, mientras que Tokio participa, de la mano de China, en nuevos acuerdos comerciales alcanzados en Asia como la Asociación Económica Integral Regional (en inglés, Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP). Un ejemplo de esta relación a diversas bandas fueron las conversaciones mantenidas en Alaska el 18 de marzo entre altos funcionarios chinos y estadounidenses, que inmediatamente, estuvieron seguidas por un viaje a Europa del secretario de Estado Antony Blinken.