El sueño totalitario está cada vez más cerca, y ya es hora de organizarse
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En 1969, cuando la policía de Nueva York hizo una redada en el bar gay Stonewall Inn y se encontró con la inesperada resistencia de los manifestantes LGBT; la homosexualidad todavía estaba criminalizada en muchos países. Incluso en las sociedades más tolerantes, aventurarse a “salir del armario” equivalía a menudo a un suicidio social y profesional. Hoy, sin embargo, la primera ministra de Serbia es abiertamente lesbiana, y el primer ministro de Irlanda manifiesta con orgullo ser gay, y lo mismo puede decirse del director general de Apple y de otros muchos políticos, empresarios, artistas y científicos. En Estados Unidos, el republicano medio mantiene hoy unos puntos de vista más liberales sobre cuestiones LGTB que los que mantenía el demócrata medio en 1969. El debate público ha pasado de “¿Debe el estado encarcelar a las personas LGBT?” a “¿Debe el Estado reconocer los matrimonios del mismo sexo?”. Y resulta que casi la mitad de los republicanos están a favor de los matrimonios entre personas del mismo sexo.