El nacimiento de lima: La imposición de un nuevo orden
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Johanna Hamann Mazuré
Lima, la capital del Perú, se asentó en un valle en medio del desierto costero frente al Océano pacífico convirtiéndose inicialmente en una villa agrícola y posteriormente en una gran metrópolis. A partir de entonces, su desarrollo estuvo sujeto al devenir del
pensamiento occidental y, por lo tanto, de espaldas a su historia y a su cultura. La nueva configuración se impuso sobre la espacialidad indígena ya marcada anteriormente en el territorio, con caminos y construcciones incas y pre-incas, monumentos emblemáticos de nuestro acervo cultural. Este hecho implicó en el alma indígena una disociación con su territorio y su cultura original. Durante el inicio de la segunda década del siglo XX, resurgió
la necesidad de mirar nuevamente las raíces culturales como un medio para recuperar y crear una identidad. Este intento se vio oportunamente respaldado cuando Leguía llegó al poder (1919-1930) e instauró la “Patria Nueva”, con el propósito de darle a su gobierno un nuevo giro de nacionalismo. Esta época coincidió, además, con dos eventos celebratorios en el país: el centenario de la Independencia del Perú (1821-1921) y el centenario de la
Batalla de Ayacucho (1824-1924). Ambos eventos propiciaron proyectos significativos de renovación urbana y de emplazamientos de monumentos, generando el mayor programa de arte público que se haya dado en la capital del Perú. De los ocho monumentos situados dentro del perímetro y en los márgenes de la Lima colonial, la cantidad de monumentos emplazados en la capital aumentó considerablemente. Se sumaron aproximadamente unos veintitrés nuevos monumentos y nuevos espacios públicos en los que se pudo identificar
algunos que sobresalieron del conjunto por la utilización de algunos elementos de la iconografía prehispánica, dando fe visiblemente de una intención indigenista dentro de los artistas de la época. Sin embargo, aunque los elementos constitutivos de los monumentos no expresaron en su mayoría una concepción formal y estética que remarcara valores de identidad nacional, constituyeron un conjunto monumental de gran valor artístico en relación con el entorno urbano. Por lo tanto, conservar la memoria de la historia urbanística de esta época de Lima y de su patrimonio monumental es ponerlos en valor frente a la caótica transformación del entorno urbano actual.
pensamiento occidental y, por lo tanto, de espaldas a su historia y a su cultura. La nueva configuración se impuso sobre la espacialidad indígena ya marcada anteriormente en el territorio, con caminos y construcciones incas y pre-incas, monumentos emblemáticos de nuestro acervo cultural. Este hecho implicó en el alma indígena una disociación con su territorio y su cultura original. Durante el inicio de la segunda década del siglo XX, resurgió
la necesidad de mirar nuevamente las raíces culturales como un medio para recuperar y crear una identidad. Este intento se vio oportunamente respaldado cuando Leguía llegó al poder (1919-1930) e instauró la “Patria Nueva”, con el propósito de darle a su gobierno un nuevo giro de nacionalismo. Esta época coincidió, además, con dos eventos celebratorios en el país: el centenario de la Independencia del Perú (1821-1921) y el centenario de la
Batalla de Ayacucho (1824-1924). Ambos eventos propiciaron proyectos significativos de renovación urbana y de emplazamientos de monumentos, generando el mayor programa de arte público que se haya dado en la capital del Perú. De los ocho monumentos situados dentro del perímetro y en los márgenes de la Lima colonial, la cantidad de monumentos emplazados en la capital aumentó considerablemente. Se sumaron aproximadamente unos veintitrés nuevos monumentos y nuevos espacios públicos en los que se pudo identificar
algunos que sobresalieron del conjunto por la utilización de algunos elementos de la iconografía prehispánica, dando fe visiblemente de una intención indigenista dentro de los artistas de la época. Sin embargo, aunque los elementos constitutivos de los monumentos no expresaron en su mayoría una concepción formal y estética que remarcara valores de identidad nacional, constituyeron un conjunto monumental de gran valor artístico en relación con el entorno urbano. Por lo tanto, conservar la memoria de la historia urbanística de esta época de Lima y de su patrimonio monumental es ponerlos en valor frente a la caótica transformación del entorno urbano actual.
Paraules clau
Lima, configuración urbana, cultura peruana, acervo cultural, espacio público, iconografía Pre-Hispánica, monumentos, Indigenismo
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Com citar
Hamann Mazuré, Johanna. “El nacimiento de lima: La imposición de un nuevo orden”. On the w@terfront, no. 19, pp. 23-37, https://raco.cat/index.php/Waterfront/article/view/249795.
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